Hoy hace 100 años del estreno de una obra que supuso un antes y un después en la Historia de la Música:
Al acontecimiento acude la élite intelectual del momento, desde músicos como Camille Saint-Saëns y Florent Schmitt entre otros hasta artistas como Jean Cocteau y Pablo Picasso, y personajes de moda como Coco Chanel. Algunos, como Saint-Saëns, abandonarán la sala entre exabruptos a los primeros compases considerando lo visto y oído como “un ataque a la belleza inmutable del arte”. Otros, la elogiarán. Conservadores frente a revolucionarios.
Gritos y siseos en parte del público. Otros aplauden. Nadie está pendiente de la música, apenas audible pese a su intensidad a pesar de los esfuerzos del director musical, Pierre Monteux, que permanece inmutable al ruido.
Tras el intermedio las cosas empeoran y se desata el infierno: la gente no comprende lo que está viendo, comienzan los gritos a diestro y siniestro dirigidos al escenario y, ya puestos, las bofetadas de alguna dama ofendida al espectador de al lado que ha tenido la ocurrencia de aplaudir.
Hay quien dice que incluso se pactan duelos para el día siguiente entre partidarios y detractores. Algunas sillas empiezan a volar, pero la obra, afortunadamente breve, llega milagrosamente a su final. Stravinsky, confuso e indignado, desaparece por la puerta trasera.
Se hablará de ello durante mucho tiempo...
Os dejo con un fragmento de una producción de la BBC que refleja lo ocurrido en esa noche de estreno. Espero que podamos ver esta producción completa en otra ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario