Un secreto centenario

Desde que se crearon (allá por el siglo XVII) los instrumentos de cuerda de Antonio Stradivarius han tenido un gran prestigio.

Se les considera los mejores violines que se hayan construido jamás, con unas características tímbricas únicas, que les han servido para ser cotizados y alcanzar unos precios desorbitados para la mayoría de los mortales.

Hace poco tiempo (enero 2009) se publicó un estudio que intentaba resolver el misterio del sonido de estos violines. El equipo del Doctor Joseph Nagyvary llegó a la siguiente conclusión: el misterio de los Stradivarius se debe al uso de bórax como insecticida, lo que habría contribuido al sonido tan peculiar.

Otras teorías apuntan a la densidad de la madera utilizada, la composición del barniz. Todas estas teorías pueden desmontarse una a una, tal y como hace Jordi Pinto en este artículo.

De todas las experiencias y teorías me ha llamado la atención esta noticia de Hispasonic: un violín tratado con hongos suena mejor que un Stradivarius. Un jurado de expertos juzgó la calidad tonal de cada uno de los instrumentos. De los 180 participantes, 90 indicaron que el tono del violín tratado con hongos, llamado Opus 58, era el mejor. El Stradivarius original quedó en segundo lugar, con 38 votos. Y, más sorprendentemente, 113 de los presentes pensó que el Opus 58 era el Stradivarius.

Hay que tener en cuenta que la prueba se hizo tocando los instrumentos detrás de una cortina, para que no existiera ninguna pista visual.

Quizás algún día se descubra el secreto de los Stradivarius, pero yo pienso que lo importante no es dicho secreto, sino que estos instrumentos siguen sonando igual (o mejor) que cuando fueron construidos. Evidentemente habrá instrumentos modernos de capacidad igual (o superior) a los instrumentos más antiguos, pero lo importante es que se siga haciendo música con ellos.

Así que si algún día podéis disfrutar con el sonido de un Stradivarius, gozad con la música y pensad que el luthier nos dejó un gran legado.